La magia es, en mis propias palabras, tanto una ciencia como un arte que consiste en la interacción y aprovechamiento de las capas más profundas y sutiles de la realidad, donde las interacciones se dan en términos de energía e información y que afectan las capas más superficiales y notorias de la realidad, que conforman la realidad cotidiana u ordinaria.
Esta visión de multicapas de la realidad es a su vez reflejo de la “multicapa” de nuestro cuerpo o vehículo, siendo la consciencia aquel aspecto nuestro que selecciona y ocupa estos vehículos.
La consciencia interactúa en la capa física a través del cuerpo físico e interactúa en las capas sutiles a través de los cuerpos sutiles.
En otras palabras, para poder interactuar con el aspecto sutil se requiere el uso de los cuerpos sutiles, tanto para percibir como para influir.
Esta es la base sobre-simplificada de lo que corresponde a la magia y al desarrollo psíquico. La teología detrás de las distintas corrientes es totalmente otra historia, sin embargo, las dinámicas que se usan en todos los procedimientos son los mismos, tal como sin importar de qué deporte se trata, las dinámicas de movimiento y fisiología son las mismas, distintas sólo en grado de complejidad y apariencia.